miércoles, 1 de febrero de 2023

Atención Terapéutica


En el Centro Elim (Roquetas de Mar- Almería) efectuamos Tratamiento Terapéutico Anatheorético a las personas interesadas en recibir la terapia indistintamente de la dolencia que padezca.

Anatheóresis no cura enfermedades, sino que cura a enfermos. De ahí que cada paciente es una biografía que debe tratarse individualmente. Tu caso eres Tú, porque Tú eres tu enfermedad. Por ello, es preciso hablar contigo, no con tu enfermedad -que es lo que suele hacerse- para conocer tu caso.


Algunas características inherentes a la técnica Anatheorética:

- Por ser una terapia psicológica, Anatheóresis no utiliza fármacos. Se sirve tan sólo de un estado de conciencia especial denominado IERA (Inducción al Estado Regresivo Anatheorético), que equivale a una simple relajación en la que el paciente no pierde la conciencia. Por el contrario, se mantiene perfectamente lúcido, siendo en todo momento dueño de sus actos.

- Su duración no es inferior a una hora y media. Y si exceptuamos la primera sesión, en que hay una larga entrevista con el terapeuta en vigilia y luego se somete al paciente, ya en IERA, a un Anatheorético Test de Grandes Símbolos con resultados altamente significativos para la marcha de la terapia, las restantes sesiones se inician con una dilatada charla paciente-terapeuta en vigilia a la que sigue la sesión en el estado IERA, buceando en los daños del paciente para irlos disolviendo mediante estrategias propias de la terapia Anatheóresis. Por lo demás no se trata de una terapia larga.
Las sesiones son semanales.


¿Cómo actúa?

Con la relajación especial (IERA), así como con una dialéctica paciente-anatheorólogo de claves también especiales, se puede acceder a la zona abisal de la conciencia y hacer que el paciente vivencie su biografía oculta (sus daños/CATs) para que así, extrayéndolos de la oscuridad de los ritmos bajos cerebrales donde se han formado y donde se encuentran, se hagan presentes en la zona luminosa -o sea, capaz de discernir- de los ritmos altos beta. Y así, al vivenciarlos y comprenderlos se disuelven. Aunque a veces es preciso un complemento terapéutico de conversión de esos CATs ya comprendidos.
De hecho la comprensión, que no es un simple entender, se produce cuando los dos hemisferios cerebrales que todos tenemos lateralizados -casi enfrentados uno contra el otro, siendo uno el de los ritmos bajos y el otro el de los ritmos altos-, se sincronizan en fase. Y esto es lo que permite la comprensión, siendo la comprensión una toma profunda de conciencia de nosotros mismos. Algo que nada tiene de misterioso y que ahora la neurociencia conoce ya muy bien.


¿Cómo se forman los daños/CATS?

Desde que somos concebidos nuestros órganos de percepción van pasando por distintas fases hasta alcanzar los ritmos cerebrales beta maduros. Así, en una primera fase, vamos ascendiendo perceptivamente desde una memoria prácticamente celular hasta el mundo altamente emotivo y con lenguaje simbólico de los ritmos cerebrales theta. Y desde el cigoto hasta esos ritmos theta nuestro mundo es subjetivo, nosotros somos el mundo, un espejismo que se rompe al pasar de los ritmos theta -que marcan la frontera de los ritmos lentos o bajos- a los ritmos beta, que son los que crean la objetividad.


Así pues, los daños que vamos recibiendo desde el momento de ser concebidos -daños emocionales que nos llegan de la madre, aun cuando sea otro el causante- se integran en nuestro mundo subjetivo de ritmos bajos. E integramos también las respuestas reflejas de defensa que creamos ante ellos. Y los daños que recibimos pueden ser múltiples: rechazo continuado de la madre al saberse embarazada, tristeza, agobio, etc., también continuados de la madre por razones que pueden ser ajenas al embarazo, disputas matrimoniales, un parto patológico o simplemente daños por anestesia, por pérdida prematura de agua amniótica, por inmovilizaciones del feto en el conducto de nacimiento, sentimiento de soledad del bebé en la cuna, etc. 
Y estos son los daños -Cúmulos Analógicos Traumáticos (CATs)- que al llegar a los indicados siete a doce años el ritmo beta de vigilia sumerge en la banda baja de nuestra percepción “olvidándolos”, lo que no significa que dejen de existir. Porque esos daños, desde su infierno de oscuridad viva, forman el guión que luego, ya adultos, seguimos interpretando y esa oscuridad viva, esa biografía ahora oculta que contiene nuestra topografía de daños -que son la raíz de nuestras enfermedades- es la que en un momento dado puede estallar somatizando. Y a esa somatización, es a lo que se le llama enfermedad. (Joaquín Grau- Anathéoresis Madrid))



Consultas Presenciales 


Juana Ma. Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en  Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroendocrinoinmunología


www.centroelim.org         Telf. 653-936-074


domingo, 23 de octubre de 2022

Emociones transmitidas al feto.


Hay que tener en cuenta, que desde la concepción, el ser en desarrollo, tiene capacidad de recoger información de su entorno, y ese entorno es el vientre materno y por tanto su madre.

El embrión y posteriormente el feto no solo recibe de su madre nutrientes y oxígeno, sino también cualquier otro tipo de información -ya sea física o psíquica que la madre procese- y que le condicionará absolutamente.

Anatheóresis recalca, que esa información psíquica -recogida de su madre por el ser en desarrollo- es básicamente emocional y como tal se procesará.

Para entender el proceso, debemos recurrir al descubrimiento de la Dra. Candace Pert, el receptor de opiáceos, y a los estudios sobre los péptidos. Indica la Dra. Pert, que a dichos receptores se unirán unas determinadas macromoléculas, los péptidos, que son los transportadores de la información.

En función del tipo de péptido, la membrana celular producirá unos determinados efectos y una retroalimentación, lo que condicionará la producción a su vez de otros péptidos que llevarán esa información a otras células en diferentes zonas del organismo.

Señala también, que cada péptido mediatiza un determinado estado emocional, y por tanto son la manifestación bioquímica de las emociones. Significando que las funciones psíquicas y corporales estarían influidas por las emociones, puesto que en la mayoría, si no en todas, intervienen los péptidos. Este proceso a su vez implica que hay una red psicosomática, que engloba a los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico y que se extiende a lo largo y ancho de todo el organismo. (Pert, 1999)

Al respecto señala la Dra. Pert:

"Las emociones son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática, con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso.
Así como la información, las emociones viajan en dos realidades: la de la mente y el cuerpo, como péptido y receptores en la realidad física y como sentimientos y emociones en el plano no material."

Actualmente se trabaja con las 60 o 70 macromoléculas que componen el grupo de péptidos, bajo la hipótesis de que cada uno de ellos pueda despertar un determinado estado emocional, por lo que podrían constituir un lenguaje bioquímico emocional universal.

Por tanto, si los péptidos contienen la información codificada de las emociones, y el trasvase de información se realiza a través de la membrana celular, no hay nada que impida que toda la información que circula por el organismo de la madre, sea captada desde el mismo instante de la fecundación, por ese organismo en desarrollo dentro del vientre materno. Eso implicará que cualquier actividad, sea psíquica o física de la madre, puede ser recogida y procesada de forma emocional por el nonato.

Pero si dicha información proviene de un impacto emocional agudo o, aunque sea de menor potencia, se mantiene en el tiempo, posibilitará que si se siguen produciendo más impactos emocionalmente análogos a lo largo de la vida del sujeto, finalmente podrían somatizar en distintas disfunciones tanto psíquicas como físicas.

Básicamente lo que ocurre, es que dicha información, recogida, procesada y la respuesta consiguiente, se convertirán a lo largo del tiempo en una creencia, generalmente inconsciente, para nuestro cuerpo y mente.

Joseph LeDoux, una de las principales autoridades mundiales en neurofisiología de la emoción, catedrático de la Universidad de Nueva York, e investigador de la lateralidad cerebral, incide en la dimensión funcional y biológica de las emociones, acentuando su decisiva influencia en la conducta humana. (Leroux, 1999)

También desde la Biología celular se incide en este tema, exponiendo en su obra el Dr. Bruce Lipton, que el pensamiento y las creencias son absolutamente determinantes en la salud. (Lipton, 2007)

Igualmente destacar al Dr. David Servan-Schreiber, que demostró con su estudio científico que "los sucesos dolorosos dejan una profunda marca en nuestros cerebros", que "los trastornos emocionales…, fruto en muchas ocasiones de dolorosas experiencias vividas en el pasado", y que además indica, que no se puede separar el estado físico y el estado mental. (Servan-Schreiber, 2005)

No podemos olvidar, los estudios sobre la Inteligencia Emocional y su relación con la salud. Un exponente, por la repercusión mediática obtenida y la cantidad de referencias científicas, sea quizás el libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional. (Goleman, 2001)

Es decir, ante uno nuevo, si en el pasado se produjo un impacto análogo, la respuesta inmediata será la que desarrolló en el trauma original y siguientes, y si esa respuesta es dañina para el organismo, generalmente en forma de estrés, ansiedad, etc. (inyecta de hormonas estresantes, inhibición del Sistema Inmunológico, etc.), también lo será en el momento del impacto final, y cuanto mayor sea, mayor repercusión negativa tendrá en el organismo.

Pero además, Anatheóresis indica que lo análogo se atrae, por ello nuestro inconsciente creará los mecanismos necesarios para que las emociones pasadas se puedan repetir -dado que se ha convertido en una creencia-, incluso si éstas son dañinas para nuestro organismo o nuestra psique.

Hay que tener en cuenta que la información que emplea y procesa nuestro cerebro es básicamente inconsciente, de hecho más del 95%.

Por tanto, cuando una emoción -que como hemos indicado anteriormente está asociada a un neuropéptido- se repite en el tiempo, o la emoción ha sido de tal intensidad que el cuerpo se ha llenado de esas macromoléculas, las células pueden volverse adictas a ese mismo neuropéptido.

El mecanismo es el mismo que en la drogadicción. Bajo la perspectiva de la inseparabilidad mente cuerpo -con un flujo de información en ambas direcciones- sería posible, que inconscientemente, la mente haga los ajustes necesarios para poder generar determinados neuropéptidos -reclamados por las células-, lo que implica sentir esa misma emoción.

J. Grau


Parto - el nacimiento


Anatheóresis también incide especialmente en el momento del nacimiento, dada la especial susceptibilidad a los impactos traumáticos. No obstante, hay que indicar que, esos impactos pueden ser tanto originales, como también análogos a algunos ya sufridos dentro del vientre.

Para la medicina ortodoxa, el momento del nacimiento no deja de ser sino un hito entre el ser y un casi no ser. Y ya es inaudito en sí mismo, que sea la medicina la que se encargue del acto del nacimiento, como si la mujer embarazada fuera una enferma, pero de hecho así se la trata y por ello se realiza generalmente en hospitales.

Para los implicados en el parto, únicamente madre e hijo, será un momento íntimo, único y mágico en sus vidas. Es el momento que elige el bebé para salir, el momento en que la madre responderá mediante contracciones empujando a su hijo hacia el túnel de vaciamiento, momento en que se produce una intensísima explosión de endorfinas (hormona de la felicidad) en ambos sujetos -y de oxitocina (hormona del amor) en la madre-pero también el momento en que la piel del bebé se activará al pasar por el túnel de vaciamiento. Y ya fuera, se traduce en un trance cumbre, cuando por fin se encuentra cara a cara con su madre -y la mira a los ojos por primera vez- cuando sentirá, también por primera vez, su piel contra la de ella.

Pasados unos instantes, podrá succionar su primer líquido templado y dulce -el calostro- que por otra parte, dicho acto, también volverá a provocar otra inyecta de endorfinas en madre e hijo (y de oxitocina en la madre), hormonas que además recibirá a través de la leche. Y recordemos, que son las mismos hormonas que se liberan en el orgasmo.

Este proceso en la actualidad, como habrán supuesto, solo es un cuento. El momento del parto, actualmente pasa por una serie de vicisitudes que nada tienen que ver con nuestra condición de mamíferos.

La medicina trata a la madre como si los nacimientos hasta la época moderna solo hubieran sido posibles gracias a una increíble sucesión de causalidades benévolas, y por tanto, ha decidido tomar el mando de ese proceso.

Ya no es el bebé quién decide cuando tiene que salir, a la madre tampoco se le dan demasiadas opciones. La percepción en la sociedad actual es que ese proceso es muy doloroso y poco gratificante para la madre, por lo que lo deja en manos de los médicos, y al bebé ni se le tiene en cuenta.

La privacidad literalmente ha desaparecido; médicos, enfermeras, comadronas y, posiblemente, el padre cámara en mano, pululan alrededor de la madre. Madre que, literalmente, tiene totalmente activado su neocortex y su Sistema Nervioso Simpático, con lo que la inyecta en su cuerpo de hormonas estresantes, es la consecuencia inmediata, e inhiben la producción, a su vez, de endorfinas y oxitocina.

Cuando en realidad, solo debería tener activado el Sistema Nervioso Parasimpático, básicamente estar en modo relajación. Por lo que relajar el canal de nacimiento, es sumamente complicado, por ello cada vez se recurre más a la "ayuda" de medicamentos, desde relajantes sintéticos hasta anestesias totales. Tampoco ayuda en absoluto, que a la parturienta se la coloque en posición horizontal -que sepamos la gravedad va hacia abajo-, con lo que el sobreesfuerzo en madre y bebé se multiplica. Dada la poca relajación que alcanza la madre, se producen muchos atascos que son solventados con diversas técnicas invasivas; medicamentos, cesáreas, fórceps, ventosas, episiotomía, etc.

En el momento del nacimiento, el bebé es impactado por luces a las que sus ojos no han podido acostumbrarse, voces que estallan en sus sensibles oídos y el corte del cordón umbilical antes de que deje de latir.

El cordón umbilical, deja de latir en aproximadamente media hora, y es un mecanismo de defensa, por si durante esos primeros momentos ocurre algún percance.
Pero nacido ya el bebé, tampoco es el que el panorama sea más halagüeño, se le llevan para pesar, medir, lavar, vestir, etc. con lo que el momento de ver y sentir a su madre, se alarga inexplicablemente en el tiempo.

Todos estos, llamémosles, contratiempos, originan en el bebé una serie de brutales impactos emocionales, que en la práctica clínica de anatheóresis descubrimos constantemente. Además, hay que tener en cuenta, que el bebé en esos momentos, dada la sobreexcitación a la que es sometido, produce la mayor inyecta de hormonas estresantes que tendrá en su vida. De hecho, si un adulto generara tal cantidad, podría morir.

No obstante, lentamente, las cosas parece que van cambiando, y aunque el frío y poco amable parto hospitalario siga siendo la norma común, se va respetando más el hecho de que como mamíferos, se requiere en esos momentos, privacidad, relajación, contacto y calor emocional entre madre y bebé.

Es creencia común en la sociedad, que el parto hospitalario es mucho más seguro que el parto natural en el propio hogar, pero los datos científicos demuestran precisamente todo lo contrario.

La Dra. Marjorie Tew, famosa ginecóloga británica, realizó en un macroestudio en 1985 para demostrar la bonanza del parto hospitalario, pero los resultados demostraron precisamente todo lo contrario. (Tew, 1985).


En el siguiente cuadro se detallan los resultados de dicho macroestudio, el ratio es muertes por cada 1000 parturientas:


Nivel de riesgo                 Parto en hogar con partera           Parto en hospital


Muy bajo                                                               3.9                                             8.0
Bajo                                                                        5.2                                             7.9
Moderado                                                              3.8                                          32.0
Alto                                                                        15.5                                          53.2
Muy alto                                                              133.3                                       162.6
Total                                                                         5.4                                         28.0


Marjorie Tew, concluyó que la intervención obstétrica puede salvar la vida de algunas mujeres y bebés, pero en la mayoría de los casos la intervención obstétrica aumenta el riesgo de manera significativa. (Tew, 1998).

Muchos estudios posteriores vienen a avalar este supuesto, incluso con diferencias mucho mayores a favor del parto en el hogar.

Un artículo muy interesante con varios estudios en ese sentido, es el de la antropóloga y partera canadiense Marie Tyndall, "Mortalidad materna: La Maternidad Segura se encuentra en el Protagonismo de las Mujeres mismas". Y por supuesto, la obra del Dr. Michel Odent. (Odent, 2008, 2009, 2011).

Por otra parte, sobre la posibilidad de daños emocionales en esos momentos, ya Freud en 1916 ("Lecciones introductorias al psicoanálisis", lección 25: la angustia): Señala que la angustia es un estado afectivo, y habla del nacimiento como el suceso que deja tras de sí dicha huella. También su discípulo Otto Rank, detallaba, en 1924, que era un momento crítico y altamente traumático. (Rank, 1981).

En la actualidad, ya son muchos los que teorizan sobre este aspecto, quizás el que más y mejor ha expuesto este problema, sea el adalid mundial del parto natural, el Dr. Michel Odent, del que, asimismo, habla en toda su obra. (Odent, 2008, 2009, 2011).


www.grau.anatheoresis.com


viernes, 25 de junio de 2021

¿Cómo es una consulta en Anatheóresis?

 


El término Anatheóresis etimológicamente significa:

Mirar hacia atrás contemplando el pasado y exhumarlo, traerlo al presente, comprendiendo.

Anatheóresis, es una psicoterapia de carácter perceptivo, que considera toda enfermedad como una disfunción física o psíquica de origen emocional.

Tiene sus fundamentos en los distintos ritmos cerebrales que condicionan nuestra percepción en el transcurso de nuestras fases de crecimiento, hasta los siete a doce años, en que la frecuencia cerebral es ya de ritmos betas maduros.

Se lleva al paciente por medio de una relajación profunda (no hipnosis) a un estado llamado IERA (inducción al Estado Regresivo Anatheorético), donde la persona no pierde la consciencia, sino que está perfectamente lúcida, siendo en todo momento dueña de sus actos, estando en un estado de ondas cerebrales Theta (4-8 Hz, estado similar a cuando estamos cerca de dormirnos).

En este estado, el terapeuta guía al paciente en un viaje a través de su inconsciente, utilizando una serie de estrategias, para que el paciente pueda vivenciar sus daños, extrayéndolos de la oscuridad de los ritmos cerebrales bajos, donde se han formado, hacia la zona luminosa de los ritmos altos beta.

Al vivenciarlos y comprenderlos, se disuelven.

Comprender no es lo mismo que entender, la comprensión se da cuando los dos hemisferios cerebrales se sincronizan. El comprender es con la mente y el cuerpo, y eso libera, borra las causas remotas y originarias de su enfermedad.

Como esquema básico, se trata de tomar la emoción y utilizarla como hilo conductor para ir regresando en edad y hacer que el paciente vivencie los hechos concretos.

Vivenciar no es recordar, sino volver a sentir. Los hechos concretos pudieran parecer "tonterías" a la visión de un adulto, sin embargo, fueron vividos desde la verdad sentida del paciente, con bastante intensidad como para convertirse en la raíz de sus daños, pasados y actuales.

Una vez liberada la carga emocional, se utilizan diferentes técnicas de conversión para lograr la completa desidentificación y desensibilización del paciente con respecto a dichos hechos traumáticos.

Al final de cada sesión se le sugiere al paciente que haga un resumen de su sesión.

El paciente puede a través de familiares confirmar sobre los hechos concretos vivenciados, teniendo en cuenta que la verdad real (lo que realmente ocurrió) y la verdad sentida (como lo vivenció el paciente desde su sentir) son cosas muy diferentes.

El terapeuta notificará al paciente cuando da por concluida la terapia, atendiendo a su demanda original.




DATOS SOBRE LA CONSULTA

La primera sesión es algo más larga, luego de una entrevista con el paciente, y ya en IERA, se le hace un Test de Grandes Símbolos, que arroja resultados significativos para la marcha de la terapia.

Las demás sesiones duran de una hora y media a dos horas, se inician con un charla paciente-terapeuta en vigilia, luego le sigue la sesión en IERA, buceando en los daños del paciente, para irlos disolviendo mediante las estrategias propias de la Terapia Anatheóresis.

Anatheóresis es una terapia rápida, el proceso dura entre 12 y 15 sesiones, dependiendo de cada caso, de su biografía oculta de daños, a veces algunas sesiones más.

Es el paciente el que sana, la función del terapeuta es la de guiar al paciente en todo el proceso de sanación.



Juana Ma. Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal
Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Psiconeuroendocrinoinmunología
Yoga Terapéutico
Terapias naturales


www.centroelim.org        Telf. 653-936-074


domingo, 14 de febrero de 2021

Características básicas de ambos hemisferios cerebrales.


El hemisferio cerebral izquierdo, por escindir la subjetividad (que es unidad, globalidad, totalidad), crea la dualidad. Ya no hay una sola totalidad que lo llena todo, sino que pasa a haber un dentro y un fuera, un yo y unos otros y, lógicamente también, una causa y un efecto.

Así pues, todo proceso perceptivo de ese hemisferio cerebral es causal, hay siempre una causa con su consiguiente efecto. Y de ahí que nuestra ciencia convencional, que es básicamente la ciencia del hemisferio cerebral izquierdo (la ciencia newtoniana y cartesiana) deseche y, en general, considere poco menos que patológica toda información aportada por el hemisferio cerebral derecho.

Resulta fácil comprender que una percepción dual establece sus postulados mediante un proceso de comparación y contraste entre los opuestos. Y eso es razonar y es también, siempre, enjuiciar y objetivar. Un enjuiciamiento que, por su radicalidad bipolar, supone no solo una conclusión, sino también una exclusión. Porque elegir entre dos extremos presupone, inevitablemente, excluir uno de ellos. Y excluir es condenar, es echar fuera.

Todo juicio, por tanto, comporta considerar algo o a alguien culpable, por tanto, comporta considerar algo o a alguien culpable por el solo hecho de haber considerado algo o a alguien inocente, y echar fuera es la forma de ejecutar el castigo.

Bien, pues eso es precisamente lo que hacemos con la enfermedad. Porque somatizarla es intentar echarla fuera de nosotros, por tanto, el hemisferio izquierdo es también el que crea la moral, al contrastar lo que consideramos adecuado con lo que consideramos inadecuado. O sea, entre lo “bueno” y lo “malo”. Solo que, por tratarse de conceptos, cada persona o etnia puede juzgar el bien y el mal desde una distinta polaridad. Una polaridad que, indudablemente, identifica siempre el bien con el propio yo. O sea, bueno es aquello que es (al menos así lo creo) adecuado para mí. Y malo, lo contrario. Por eso no es de extrañar que haya casi tantos conceptos de moralidad como personas y que la moral cambie cuando cambian los conceptos sobre los que se sustenta. Interpretación moral que consideramos objetiva, cuando en realidad ha sido dictada por las líneas rectoras de la cultura personal y social, así como por las adicciones emotivas profundas que tenemos todos.


Y digo todo esto porque es importante comprender, de cara a la terapia, que “recordar” no es volver a vivir una experiencia, sino llevar a la conciencia la interpretación, no el hecho. Porque lo que cura no es “recordar”, sino vivenciar de nuevo ese hecho traumático.

En definitiva, la percepción del hemisferio cerebral izquierdo no nos da la Realidad, solo una forma de percibirla, por mucho que la ciencia convencional la considere la única forma válida y real de percepción.

El hemisferio cerebral derecho, por el contrario, es analógico, es decir, establece las relaciones por semejanza. En el mundo de la analogía, por ejemplo, una gota de agua en el océano es como (y ese “como” ha de entenderse en el sentido de semejante, no de idéntico) a todo el océano.

El cerebro derecho es intuitivo, así que no escinde, no divide. Antes bien, es siempre impactado por estructuras globales, holísticas. Pero lo más importante es que es altamente emotivo, que en él se albergan los sentimientos. De ahí que toda analogía (que carece de abstracciones mentales y de conceptos) nos llegue siempre viva, con toda su carga de dolor o de gozo, aunque si establezca correlaciones simbólicas. Porque las analogías tienen su lenguaje en las imágenes, símbolos y arquetipos. Y el sueño y la mitología forman parte de ese lenguaje.

Por eso, por el carácter fundamentalmente simbólico de las analogías, puede establecerse la correlación holística de que la parte es como el todo, que una gota de agua del océano es “como” el océano todo, lo mismo que puede afirmarse que una imagen de Cristo puede llevarnos a la comprensión de Cristo vivo.

Por otra parte, el hemisferio derecho es ético, no moral. Y es preciso distinguir claramente entre esos dos conceptos porque las instituciones (y no solo las religiosas) suelen ser proclives a considerar ético lo que solo es moral.

La auténtica ética está grabada en la conciencia ontogénica, es una herencia de nuestra filogénesis evolución de la vida desde su origen hasta nosotros; es decir, está dentro de nosotros, no en tablas de piedra no en los códigos de tantas instituciones oficializadas.

Es importante también saber que el hemisferio cerebral derecho jamás interpreta, sino que muestra siempre hechos concretos, hechos no que “recuerda”, sino que vivencia, porque le llegan impactantes, cargados de emotividad.

Por tanto, mientras el hemisferio izquierdo es unidimensional, lo que le lleva al argumento y al concepto de finalidad, el hemisferio derecho, por el contrario, es holístico, multidimensional. Y, evidentemente, tampoco es discursivo. Cuando el místico vive a Dios, vivencia un hecho auténticamente holístico. De ahí que esa experiencia resulta inefable, que no pueda explicarse con palabras.

Es decir, el hemisferio derecho tiene un carácter holístico, no unidimensional y no cuantitativo, sino cualitativo, porque no cuantifica ya que no escinde ni contrasta; solo muestra, impacta. Y cada uno de esos impactos es global, completo en sí mismo. No divide, como el hemisferio izquierdo, sino que integra, y como el hemisferio derecho la información le llega como impacto vivo, como una información holística, es evidente que no conoce el tiempo. Porque para eso hace falta un proceso dual, analítico, y discursivo, como el hemisferio izquierdo.

El hemisferio derecho se mueve en el espacio y, como en los sueños, hay un escenario, pero la obra que en él se representa no sigue un orden temporal.

La enfermedad es desarmonía, y ésta viene generada ya (y este es el mayor de los traumas) por la división del cerebro en dos hemisferios. Bueno, en realidad por no asumir esa lateralización, porque en lugar de aceptarla, de ser conscientes de ella y, en consecuencia, intentar armonizarla con una sincronización cerebral, lo que hacemos es enfrentar el hemisferio izquierdo al hemisferio derecho, intentar no la integración, sino la victoria de uno sobre el otro.

Es la guerra de los dos hemisferios. Y toda guerra incluida las que proyectamos al exterior y provocan holocaustos físicos, es una sola guerra: la de los dos hemisferios cerebrales.

Pero la medicina convencional, se niega a aceptar que la etiología de la enfermedad pueda estar fuera de las ondas beta, porque ha sacralizado el hemisferio izquierdo y ajusta su metodología terapéutica a las características básicas de la percepción causal que, a entender de esta medicina es la única percepción válida. Es decir, entienden que toda enfermedad debe tener una causa que pueda ser objetivada. Lo que, lógicamente, la lleva a buscar la causa de las enfermedades en algo ajeno a nosotros mismos y a establecer relaciones causales que puedan ser físicamente constatables mediante procesos lógicos.


La sintomatología es solo un mensaje del yo a través del cuerpo para hacerle ver que algo va mal y debe rectificar aquellos aspectos de sí mismo que son la causa de la desarmonía que le está dañando y que son la auténtica causa de la enfermedad . Un mensaje que la medicina convencional no atiende porque no comprende.

Para la medicina, a pesar de lo que se dice, no hay enfermos, sino enfermedades. Y las tiene todas perfectamente clasificadas como si fueran entes vivos, reales. Y como es segregadora, analítica, sus conclusiones siempre son: a mas gérmenes (que esa medicina cataloga de patógenos porque siempre tiene que haber un enemigo), mas enfermedad, hay lesiones que la medicina convencional puede intentar resolver con eficacia, pero hay otro tipo de daños que no. Porque no se puede extirpar una depresión con bisturí, aun cuando ese bisturí sean psicofármacos, ni pueden extirparse quirúrgicamente las causas profundas de, por ejemplo, un cáncer, porque las casusas profundas de toda enfermedad no son las bacterias, ni virus, sino los daños de nuestra biografía oculta que conforman nuestro yo. Y solo llevando a la luz del discernimiento (de una comprensión o sincronización cerebral entre ambos hemisferios) esos cúmulos emocionales que son muy concretos y personales, que no pueden ser clasificados, ni catalogados mediante preconceptos, solo entendiendo que la enfermedad somos nosotros, solo así, con una terapia de esfuerzo por parte del enfermo, podremos recuperar la armonía y curarnos.

Joaquín Grau

www.centroelim.org


martes, 9 de febrero de 2021

El cuerpo y la mente como una unidad

Anatheóresis es una psicoterapia de carácter perceptivo que considera toda enfermedad como una disfunción física o psíquica de origen emocional.

Tiene sus fundamentos en los distintos ritmos cerebrales que condicionan nuestra percepción en el transcurso de nuestras fases de crecimiento, hasta los siete a doce años, en que la frecuencia cerebral es ya de ritmos betas maduros.

Realiza su labor terapéutica induciendo, mediante una relajación simple pero profunda, y sin la administración de drogas ni empleando aparataje electrónico, un estado mental no ordinario de conciencia llamado IERA, en el que, a través de regresión de edad, se indaga por analogía —con la situación emocional del sujeto respecto a su disfunción— en la conciencia oculta, los daños emocionales originados fundamentalmente en el periodo intrauterino, en el parto y en la niñez, desde el nacimiento hasta los 7 a 12 años aproximadamente.

Anatheóresis permite al paciente revivir las causas emocionales profundas que alimentan sus daños físicos y psíquicos. Casi siempre daños que tienen sus raíces en el transcurso de la gestación y/o en el nacimiento. Esos daños, que a lo largo de su vida se han transformado en disfunciones físicas o psíquicas, al salir a la luz de la conciencia mediante la sincronización de los hemisferios cerebrales, el derecho con su capacidad de vivenciar —ver y sentir— los hechos causantes de esos daños emocionales y el izquierdo con la comprensión de las causas de esa sintomatología producida por ellos —somatización—, posibilita que se disuelvan dichos efectos y por tanto la enfermedad.

De la eficacia de Anatheóresis se ha dicho que es “la más revolucionaria aportación en la búsqueda de una nueva forma de entender la medicina”.

La teoría en que se sustenta Anatheóresis, está siendo ahora respaldada por los últimos descubrimientos de la Neurociencia y por las más recientes tesis de la Psicología Transpersonal. (Joaquín Grau)




Para anatheóresis no existe separación entre psique y organismo, considera al ser humano como una unidad que interacciona globalmente ante cualquier información procedente del entorno.
Es más, para cualquier actividad psíquica, sea consciente o inconsciente, se produce una inmediata correlación orgánica. Y si esta actividad psíquica es dañina, también lo será para el organismo, ya sea de forma inmediata o en un futuro.
Aunque actualmente, la medicina ortodoxa y tradicional, no asume ni aplica el supuesto de que mente y cuerpo están profundamente interrelacionados, la experimentación científica revela todo lo contrario.

Ya antes de la llegada de la revolución científica moderna, considerada alrededor de las tres grandes teorías (biología darwinista, física newtoniana y pensamiento cartesiano), prácticamente todas las grandes medicinas y pensadores anteriores, estimaban inseparables mente y cuerpo; Medicina Tradicional China, Ayurveda Hindú, Hipócrates, Aristóteles, Galeno, Juvenal, Sir Francis Bacon, etc.

Pero a finales del siglo XIX y principios del XX, empezaron a oírse voces muy significativas, que comenzaron a teorizar sobre la posibilidad de que el organismo tuviera una íntima relación con la psique, Freud, Pasteur, Walter Cannon, etc. Avanzado el siglo XX, el fisiólogo Hans Selye, en 1936, introdujo el concepto de estrés, formulando el Síndrome General de Adaptación.

En los años 60, George F. Solomon, profesor emérito de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Universidad de California, explora las relaciones entre estrés, emoción, alteraciones inmunológicas y enfermedad física y metal. Definiendo por primera vez la Psicoinmunología junto con Rudolf Moss.

Finalmente, en 1975, se acuña el término Psiconeuroinmunología (PNI), como resultado de un experimento realizado en la Universidad de Rochester por parte de Robert Adler (psicólogo) y Nicholas Cohen (inmunólogo), que confirmaba el supuesto.

En 1981, Adler, Cohen y David Felten, editan el libro ''Psychoneuroimmunology'', en el que se detalla la íntima relación entre cerebro y sistema inmune. (Adler, Felten, Cohen, 2006)

Y en 1985, de la recopilación de una serie de trabajos históricos se produce la ''Fundación Científica de la Psiconeuroinmunología'', plasmándose en la edición del libro ''Foundations of Psychoneuroimmunology''. (Locke et all, 1985)

La PNI, ha demostrado y demuestra con cada experimento, la íntima relación entre psique y organismo. Y no solo se ha demostrado que las emociones inciden en las respuestas fisiológicas, sino que el circuito también funciona al revés. (Lipton, 2010)

Igualmente son muy numerosos los estudios sobre diversas alteraciones psíquicas y su influencia dañina en el organismo, por ejemplo el estrés, la ansiedad y la angustia producidos por diversos factores psicosociales; el luto, la separación o divorcio, el desempleo y los exámenes académicos. (Orjuela y otros)

También clarificadores, han sido los trabajos sobre el efecto placebo (Moseley, 2002) y nocebo (Ikemi, and Nakagawa, 1962). Solo entre 1997 y 2001 se realizaron unos 10.000 estudios, que afirmaban la interacción mente cuerpo. (García Mac Dougall, 2001)

Incluso ampliamente estudiado, ha sido la incidencia positiva en el organismo de diversas técnicas como la meditación, la concentración y la relajación (Infante de la Torre, 1995).

Como también, muy numerosos, los estudios sobre los efectos de medicinas y terapias alternativas, por lo que el propio Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, creó en 1992, una oficina específica para realizar dichos estudios, formando parte del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (DHHS), el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM).

Por tanto, el que la medicina ortodoxa actual no trabaje con este supuesto, no se debe, como se puede comprobar, a la falta de argumentos científicos.

www.grau.anatheoresis.com

lunes, 12 de noviembre de 2018

Percepción en Anatheoresis

Imagen relacionada

Anatheóresis es una psicoterapia perceptiva, dado que se refiere a lo que los sujetos sienten en función de cómo perciben, es decir de como reciben, procesan e interpretan la información que les llega de su entorno. En base a ello, se puede producir una respuesta en forma de alteración psíquica, pero que también puede llegar a somatizar.

Por tanto, anatheóresis reconoce la necesidad de algún tipo de percepción durante el periodo de vida intrauterino. Aunque esa percepción depende del estado ontogénico del sujeto. Grau cimenta su teoría, en la consideración de que existen seis distintos estadios de percepción (EP) -comenzando desde la misma fecundación-, según el desarrollo del sistema nervioso, así como de los distintos ritmos de ondas cerebrales asociados. Según esos estadios, la información es percibida -recibida y representada mentalmente- de diferente forma.

Como observa el neurólogo Karl Pribram, padre de la Teoría Holográfica del Cerebro; "la información no es una propiedad de un hecho único, sino la relación entre ellos, su secuencia, su estructura jerárquica. La información está codificada de alguna manera en esas relaciones y se extrae de ellas". (Pribram y Ramírez, 1980)

En los tres primeros estadios de percepción (estados no ordinarios de conciencia), que abarcan desde la fecundación hasta aproximadamente la época pre- verbal, y sobre todo en la etapa intrauterina, esa información adquiere la forma de representaciones altamente simbólicas.

En este sentido indica Grau: "desde Esquilo a Carl Sagan, pasando por entre otros muchos pensadores, filósofos y científicos, entre ellos Darwin, se ha expresado la sospecha de que -en su proceso ontogénico- el feto vive su realidad en un estado que equivale —o por lo menos se asemeja— a la realidad onírica" (Grau, 1996, pag. 379)

Son numerosos los estudios que inciden en ese aspecto, por ejemplo la psicóloga de la Universidad Johns Hopkins, y una de las principales científicas en el estudio de las relaciones entre madre y feto, Janet DiPietro, indica que el feto experimenta el movimiento ocular rápido (REM) del sueño de los adultos (DiPietro, 2009). A la misma conclusión ha llegado el neonatólogo Carlo Bellieni. (Bellieni, 2006)

Además, estudios realizados por neurocientíficos de la Universidad Friedrich Schiller en Jena (Alemania), parecen haber demostrado que efectivamente soñamos antes de nacer. (CHAOS, 2009)

Pero para anatheóresis, lo fundamental es la capacidad perceptiva en esos periodos, incluyendo el intrauterino. Básicamente en ellos se conformará las bases de lo que más adelante será el individuo, tanto en un sentido orgánico como en el psíquico.

Idea compartida por autores de diversas disciplinas, por ejemplo; el obstetra Michel Odent (Odent, 2008), la psicóloga Wendy Anne McCarty (McCarty, 2008), el psiquiatra Thomas Verny (Verny y Kelly, 2009), el otorrinolaringólogo Alfred Tomatis (Tomatis, 1996), el Dr. Peter W. Nathanielsz (Nathanielsz, 1999), o el biólogo Bruce Lipton (Lipton y Bhaerman, 2010), entre otros muchos.

Bajo esta perspectiva, se ha estudiado la relevancia de los distintos sentidos en el feto. Quizás de los más importantes, sean los referidos a su capacidad de escuchar y procesar esa información.

Un compendio de esos estudios, es el artículo del psiquiatría Bernard Auriol: ''Las aguas primordiales: la vida sonora del feto''(Auriol 2003).

Y clásicos ya, son los trabajos del Dr. Tomatis, que descubrió cómo la voz de la madre influye sobre el desarrollo del futuro recién nacido y condiciona su posible bienestar, exponiendo que "el feto oye desde los primeros meses", o que "la absorción de la voz de la madre es el fenómeno más importante de toda la organización afectiva y emocional". (Tomatis, 1996)
Temática sobre la que incide también, la mencionada DiPietro: "Sabemos que la voz materna es el estímulo externo más destacado para el feto" y que "el feto aprende la entonación del idioma materno" (DiPietro, 2009).

Otro aspecto muy estudiado es la percepción del dolor por parte del feto. El mencionado Dr. Bellieni, expone que el dolor comprobado en el feto es una prueba de su percepción (Bellieni, 2004). Razonamiento que, asimismo, apunta el neonatólogo K. J. S. Anand (Anand, 2006), al igual que la Dra. Antonieta Flores Muñoz en su artículo "Neurofisiología del dolor en el feto y en el recién nacido". Un compendio, con múltiples referencias científicas, acerca de la percepción intrauterina es la Tesis doctoral sobre la "Ciencia del inicio de la vida", de la Dra. Eleanor Madruga Luzes.


Hay que tener en cuenta, que desde la concepción, el ser en desarrollo, tiene capacidad de recoger información de su entorno, y ese entorno es el vientre materno y por tanto su madre. 
El embrión y posteriormente el feto no solo recibe de su madre nutrientes y oxígeno, sino también cualquier otro tipo de información -ya sea física o psíquica que la madre procese- y que le condicionará absolutamente.


Desde los estudios del Dr. Bruce Lipton (Lipton 2007) y los posteriores en Epigenética, se conoce que es la membrana celular y no el núcleo el que rige la vida celular. La membrana celular es capaz, desde el primer momento de la formación de la célula, de intercambiar información con el entorno.

A través de los receptores de la membrana, recibe todo tipo de información que circula por ese entorno y sin lugar a dudas condicionará su posterior desarrollo. Por otra parte hay que indicar que el sistema nervioso humano comienza a formarse aproximadamente en la tercera semana.

Señalar especialmente, las conclusiones del estudio de la Carnegie Task Force on Meeting the Needs of Young Children, Starting Points, de 1994, dependiente de la Carnegie Corporation de Nueva York, que ha resumido 5 aspectos claves acerca del desarrollo del cerebro. (Corrales, 2002):

 -El desarrollo cerebral durante la etapa prenatal y en el primer año de vida es más rápido y extensivo de lo que se creía.

- El desarrollo cerebral es más vulnerable a influencias del entorno de lo que se sospechaba.

- La influencia del entorno en el desarrollo temprano del cerebro es duradera.

-El entorno afecta no sólo el número de neuronas y el número de conexiones entre ellas, sino también la manera en que estas conexiones se "entrelazan".

- El estrés tiene un impacto negativo en el desarrollo cerebral.



Información Emocional en Anatheóresis

Anatheóresis recalca, que esa información psíquica -recogida de su madre por el ser en desarrollo- es básicamente emocional y como tal se procesará.
Para entender el proceso, debemos recurrir al descubrimiento de la Dra. Candace Pert, el receptor de opiáceos, y a los estudios sobre los péptidos. Indica la Dra. Pert, que a dichos receptores se unirán unas determinadas macromoléculas, los péptidos, que son los transportadores de la información.

En función del tipo de péptido, la membrana celular producirá unos determinados efectos y una retroalimentación, lo que condicionará la producción a su vez de otros péptidos que llevarán esa información a otras células en diferentes zonas del organismo.
Señala también, que cada péptido mediatiza un determinado estado emocional, y por tanto son la manifestación bioquímica de las emociones. Significando que las funciones psíquicas y corporales estarían influidas por las emociones, puesto que en la mayoría, si no en todas, intervienen los péptidos. Este proceso a su vez implica que hay una red psicosomática, que engloba a los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico y que se extiende a lo largo y ancho de todo el organismo. (Pert, 1999)

Al respecto señala la Dra. Pert:

"Las emociones son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática, con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso. 
Así como la información, las emociones viajan en dos realidades: la de la mente y el cuerpo, como péptido y receptores en la realidad física y como sentimientos y emociones en el plano no material."


Actualmente se trabaja con las 60 o 70 macromoléculas que componen el grupo de péptidos, bajo la hipótesis de que cada uno de ellos pueda despertar un determinado estado emocional, por lo que podrían constituir un lenguaje bioquímico emocional universal.

Por tanto, si los péptidos contienen la información codificada de las emociones, y el trasvase de información se realiza a través de la membrana celular, no hay nada que impida que toda la información que circula por el organismo de la madre, sea captada desde el mismo instante de la fecundación, por ese organismo en desarrollo dentro del vientre materno. Eso implicará que cualquier actividad, sea psíquica o física de la madre, puede ser recogida y procesada de forma emocional por el nonato.

Pero si dicha información proviene de un impacto emocional agudo o, aunque sea de menor potencia, se mantiene en el tiempo, posibilitará que si se siguen  produciendo más impactos emocionalmente análogos a lo largo de la vida del sujeto, finalmente podrían somatizar en distintas disfunciones tanto psíquicas como físicas.

Básicamente lo que ocurre, es que dicha información, recogida, procesada y la respuesta consiguiente, se convertirán a lo largo del tiempo en una creencia, generalmente inconsciente, para nuestro cuerpo y mente.

Joseph LeDoux, una de las principales autoridades mundiales en neurofisiología de la emoción, catedrático de la Universidad de Nueva York, e investigador de la lateralidad cerebral, incide en la dimensión funcional y biológica de las emociones, acentuando su decisiva influencia en la conducta humana. (Leroux, 1999)

También desde la Biología celular se incide en este tema, exponiendo en su obra el Dr. Bruce Lipton, que el pensamiento y las creencias son absolutamente determinantes en la salud. (Lipton, 2007)

Igualmente destacar al Dr. David Servan-Schreiber, que demostró con su estudio científico que "los sucesos dolorosos dejan una profunda marca en nuestros cerebros", que "los trastornos emocionales…, fruto en muchas ocasiones de dolorosas experiencias vividas en el pasado", y que además indica, que no se puede separar el estado físico y el estado mental. (Servan-Schreiber, 2005)

No podemos olvidar, los estudios sobre la Inteligencia Emocional y su relación con la salud. Un exponente, por la repercusión mediática obtenida y la cantidad de referencias científicas, sea quizás el libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional. (Goleman, 2001)

Es decir, ante uno nuevo, si en el pasado se produjo un impacto análogo, la respuesta inmediata será la que desarrolló en el trauma original y siguientes, y si esa respuesta es dañina para el organismo, generalmente en forma de estrés, ansiedad, etc. (inyecta de hormonas estresantes, inhibición del Sistema Inmunológico, etc.), también lo será en el momento del impacto final, y cuanto mayor sea, mayor repercusión negativa tendrá en el organismo.

Pero además, Anatheóresis indica que lo análogo se atrae, por ello nuestro inconsciente creará los mecanismos necesarios para que las emociones pasadas se puedan repetir -dado que se ha convertido en una creencia-, incluso si éstas son dañinas para nuestro organismo o nuestra psique.

Hay que tener en cuenta que la información que emplea y procesa nuestro cerebro es básicamente inconsciente, de hecho más del 95%.
Por tanto, cuando una emoción -que como hemos indicado anteriormente está asociada a un neuropéptido- se repite en el tiempo, o la emoción ha sido de tal intensidad que el cuerpo se ha llenado de esas macromoléculas, las células pueden volverse adictas a ese mismo neuropéptido.

El mecanismo es el mismo que en la drogadicción. Bajo la perspectiva de la inseparabilidad mente cuerpo -con un flujo de información en ambas direcciones- sería posible, que inconscientemente, la mente haga los ajustes necesarios para poder generar determinados neuropéptidos -reclamados por las células-, lo que implica sentir esa misma emoción.


Fuente: J.GRAU PSICOPERCEPCION




Atención Terapéutica

En el Centro Elim (Roquetas de Mar- Almería) efectuamos Tratamiento Terapéutico Anatheorético a las personas interesadas en recibir la terap...