Anatheóresis es una
psicoterapia perceptiva, dado que se refiere a lo que los sujetos sienten en
función de cómo perciben, es decir de como reciben, procesan e interpretan la
información que les llega de su entorno. En base a ello, se puede producir una
respuesta en forma de alteración psíquica, pero que también puede llegar a somatizar.
Por tanto,
anatheóresis reconoce la necesidad de algún tipo de percepción durante el
periodo de vida intrauterino. Aunque esa percepción depende del estado
ontogénico del sujeto. Grau cimenta su teoría, en la consideración de que
existen seis distintos estadios de percepción (EP) -comenzando desde la misma
fecundación-, según el desarrollo del sistema nervioso, así como de los
distintos ritmos de ondas cerebrales asociados. Según esos estadios, la
información es percibida -recibida y representada mentalmente- de diferente
forma.
Como observa el
neurólogo Karl Pribram, padre de la Teoría Holográfica del Cerebro; "la
información no es una propiedad de un hecho único, sino la relación entre
ellos, su secuencia, su estructura jerárquica. La información está codificada
de alguna manera en esas relaciones y se extrae de ellas". (Pribram y
Ramírez, 1980)
En los tres primeros
estadios de percepción (estados no ordinarios de conciencia), que abarcan desde
la fecundación hasta aproximadamente la época pre- verbal, y sobre todo en la
etapa intrauterina, esa información adquiere la forma de representaciones
altamente simbólicas.
En este sentido
indica Grau: "desde Esquilo a Carl Sagan, pasando por entre otros muchos
pensadores, filósofos y científicos, entre ellos Darwin, se ha expresado la
sospecha de que -en su proceso ontogénico- el feto vive su realidad en un
estado que equivale —o por lo menos se asemeja— a la realidad onírica"
(Grau, 1996, pag. 379)
Son numerosos los
estudios que inciden en ese aspecto, por ejemplo la psicóloga de la Universidad
Johns Hopkins, y una de las principales científicas en el estudio de las
relaciones entre madre y feto, Janet DiPietro, indica que el feto experimenta
el movimiento ocular rápido (REM) del sueño de los adultos (DiPietro, 2009). A
la misma conclusión ha llegado el neonatólogo Carlo Bellieni. (Bellieni, 2006)
Además, estudios
realizados por neurocientíficos de la Universidad Friedrich Schiller en Jena
(Alemania), parecen haber demostrado que efectivamente soñamos antes de nacer.
(CHAOS, 2009)
Pero para
anatheóresis, lo fundamental es la capacidad perceptiva en esos periodos,
incluyendo el intrauterino. Básicamente en ellos se conformará las bases de lo
que más adelante será el individuo, tanto en un sentido orgánico como en el
psíquico.
Idea compartida por
autores de diversas disciplinas, por ejemplo; el obstetra Michel Odent (Odent,
2008), la psicóloga Wendy Anne McCarty (McCarty, 2008), el psiquiatra Thomas Verny
(Verny y Kelly, 2009), el otorrinolaringólogo Alfred Tomatis (Tomatis, 1996),
el Dr. Peter W. Nathanielsz (Nathanielsz, 1999), o el biólogo Bruce Lipton
(Lipton y Bhaerman, 2010), entre otros muchos.
Bajo esta
perspectiva, se ha estudiado la relevancia de los distintos sentidos en el
feto. Quizás de los más importantes, sean los referidos a su capacidad de
escuchar y procesar esa información.
Un compendio de esos
estudios, es el artículo del psiquiatría Bernard Auriol: ''Las aguas
primordiales: la vida sonora del feto''(Auriol 2003).
Y clásicos ya, son
los trabajos del Dr. Tomatis, que descubrió cómo la voz de la madre influye
sobre el desarrollo del futuro recién nacido y condiciona su posible bienestar,
exponiendo que "el feto oye desde los primeros meses", o que "la
absorción de la voz de la madre es el fenómeno más importante de toda la
organización afectiva y emocional". (Tomatis, 1996)
Temática sobre la que
incide también, la mencionada DiPietro: "Sabemos que la voz materna es el
estímulo externo más destacado para el feto" y que "el feto aprende
la entonación del idioma materno" (DiPietro, 2009).
Otro aspecto muy
estudiado es la percepción del dolor por parte del feto. El mencionado Dr.
Bellieni, expone que el dolor comprobado en el feto es una prueba de su
percepción (Bellieni, 2004). Razonamiento que, asimismo, apunta el neonatólogo
K. J. S. Anand (Anand, 2006), al igual que la Dra. Antonieta Flores Muñoz en su
artículo "Neurofisiología del dolor en el feto y en el recién
nacido". Un compendio, con múltiples referencias científicas, acerca de la
percepción intrauterina es la Tesis doctoral sobre la "Ciencia del inicio
de la vida", de la Dra. Eleanor Madruga Luzes.
Hay
que tener en cuenta, que desde la concepción, el ser en desarrollo, tiene capacidad
de recoger información de su entorno, y ese entorno es el vientre materno y por
tanto su madre.
El embrión y posteriormente el feto no solo recibe de su madre
nutrientes y oxígeno, sino también cualquier otro tipo de información -ya sea
física o psíquica que la madre procese- y que le condicionará absolutamente.
Desde los estudios
del Dr. Bruce Lipton (Lipton 2007) y los posteriores en Epigenética, se conoce
que es la membrana celular y no el núcleo el que rige la vida celular. La
membrana celular es capaz, desde el primer momento de la formación de la
célula, de intercambiar información con el entorno.
A través de los
receptores de la membrana, recibe todo tipo de información que circula por ese
entorno y sin lugar a dudas condicionará su posterior desarrollo. Por otra
parte hay que indicar que el sistema nervioso humano comienza a formarse
aproximadamente en la tercera semana.
Señalar
especialmente, las conclusiones del estudio de la Carnegie Task Force on
Meeting the Needs of Young Children, Starting Points, de 1994, dependiente de
la Carnegie Corporation de Nueva York, que ha resumido 5 aspectos claves acerca
del desarrollo del cerebro. (Corrales, 2002):
-El desarrollo cerebral durante la etapa
prenatal y en el primer año de vida es más rápido y extensivo de lo que se
creía.
- El desarrollo
cerebral es más vulnerable a influencias del entorno de lo que se sospechaba.
- La influencia del
entorno en el desarrollo temprano del cerebro es duradera.
-El entorno afecta no
sólo el número de neuronas y el número de conexiones entre ellas, sino también
la manera en que estas conexiones se "entrelazan".
- El estrés tiene un
impacto negativo en el desarrollo cerebral.
Información
Emocional en Anatheóresis
Anatheóresis recalca,
que esa información psíquica -recogida de su madre por el ser en desarrollo- es
básicamente emocional y como tal se procesará.
Para entender el
proceso, debemos recurrir al descubrimiento de la Dra. Candace Pert, el receptor
de opiáceos, y a los estudios sobre los péptidos. Indica la Dra. Pert, que a
dichos receptores se unirán unas determinadas macromoléculas, los péptidos, que
son los transportadores de la información.
En función del tipo
de péptido, la membrana celular producirá unos determinados efectos y una
retroalimentación, lo que condicionará la producción a su vez de otros péptidos
que llevarán esa información a otras células en diferentes zonas del organismo.
Señala también, que
cada péptido mediatiza un determinado estado emocional, y por tanto son la
manifestación bioquímica de las emociones. Significando que las funciones
psíquicas y corporales estarían influidas por las emociones, puesto que en la
mayoría, si no en todas, intervienen los péptidos. Este proceso a su vez
implica que hay una red psicosomática, que engloba a los sistemas nervioso,
endocrino e inmunológico y que se extiende a lo largo y ancho de todo el
organismo. (Pert, 1999)
Al respecto señala la
Dra. Pert:
"Las emociones
son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática,
con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso.
Así como la
información, las emociones viajan en dos realidades: la de la mente y el
cuerpo, como péptido y receptores en la realidad física y como sentimientos y
emociones en el plano no material."
Actualmente se
trabaja con las 60 o 70 macromoléculas que componen el grupo de péptidos, bajo
la hipótesis de que cada uno de ellos pueda despertar un determinado estado
emocional, por lo que podrían constituir un lenguaje bioquímico emocional
universal.
Por tanto, si los
péptidos contienen la información codificada de las emociones, y el trasvase de
información se realiza a través de la membrana celular, no hay nada que impida
que toda la información que circula por el organismo de la madre, sea captada
desde el mismo instante de la fecundación, por ese organismo en desarrollo
dentro del vientre materno. Eso implicará que cualquier actividad, sea psíquica
o física de la madre, puede ser recogida y procesada de forma emocional por el
nonato.
Pero si dicha
información proviene de un impacto emocional agudo o, aunque sea de menor
potencia, se mantiene en el tiempo, posibilitará que si se siguen produciendo más impactos emocionalmente
análogos a lo largo de la vida del sujeto, finalmente podrían somatizar en
distintas disfunciones tanto psíquicas como físicas.
Básicamente lo que
ocurre, es que dicha información, recogida, procesada y la respuesta
consiguiente, se convertirán a lo largo del tiempo en una creencia,
generalmente inconsciente, para nuestro cuerpo y mente.
Joseph LeDoux, una de
las principales autoridades mundiales en neurofisiología de la emoción,
catedrático de la Universidad de Nueva York, e investigador de la lateralidad
cerebral, incide en la dimensión funcional y biológica de las emociones,
acentuando su decisiva influencia en la conducta humana. (Leroux, 1999)
También desde la
Biología celular se incide en este tema, exponiendo en su obra el Dr. Bruce
Lipton, que el pensamiento y las creencias son absolutamente determinantes en
la salud. (Lipton, 2007)
Igualmente destacar
al Dr. David Servan-Schreiber, que demostró con su estudio científico que
"los sucesos dolorosos dejan una profunda marca en nuestros
cerebros", que "los trastornos emocionales…, fruto en muchas
ocasiones de dolorosas experiencias vividas en el pasado", y que además
indica, que no se puede separar el estado físico y el estado mental.
(Servan-Schreiber, 2005)
No podemos olvidar,
los estudios sobre la Inteligencia Emocional y su relación con la salud. Un
exponente, por la repercusión mediática obtenida y la cantidad de referencias
científicas, sea quizás el libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional.
(Goleman, 2001)
Es decir, ante uno
nuevo, si en el pasado se produjo un impacto análogo, la respuesta inmediata
será la que desarrolló en el trauma original y siguientes, y si esa respuesta
es dañina para el organismo, generalmente en forma de estrés, ansiedad, etc.
(inyecta de hormonas estresantes, inhibición del Sistema Inmunológico, etc.),
también lo será en el momento del impacto final, y cuanto mayor sea, mayor
repercusión negativa tendrá en el organismo.
Pero además,
Anatheóresis indica que lo análogo se atrae, por ello nuestro inconsciente
creará los mecanismos necesarios para que las emociones pasadas se puedan
repetir -dado que se ha convertido en una creencia-, incluso si éstas son
dañinas para nuestro organismo o nuestra psique.
Hay que tener en
cuenta que la información que emplea y procesa nuestro cerebro es básicamente
inconsciente, de hecho más del 95%.
Por tanto, cuando una
emoción -que como hemos indicado anteriormente está asociada a un neuropéptido-
se repite en el tiempo, o la emoción ha sido de tal intensidad que el cuerpo se
ha llenado de esas macromoléculas, las células pueden volverse adictas a ese
mismo neuropéptido.
El mecanismo es el
mismo que en la drogadicción. Bajo la perspectiva de la inseparabilidad mente
cuerpo -con un flujo de información en ambas direcciones- sería posible, que
inconscientemente, la mente haga los ajustes necesarios para poder generar
determinados neuropéptidos -reclamados por las células-, lo que implica sentir
esa misma emoción.
Fuente: J.GRAU PSICOPERCEPCION