LATERALIDAD CEREBRAL



Joaquín Grau, considera que la dicotomía cerebral y sus diferentes formas de procesar la información, es el verdadero causante de nuestros males, dado que el hemisferio izquierdo (HI) difícilmente reconoce al hemisferio derecho (HD). Y por tanto toda la información procedente del HD, durante los primeros EP, al hacerse predominante el HI, queda relegada y no es reconocida. 

La enfermedad, por tanto, es realmente causa de la desarmonía hemisférica, por ello postula que la curación pasa por una sincronización de ambos hemisferios.

Según Anatheóresis,  el desarrollo de las enfermedades no está solo en los impactos traumáticos emocionales que la persona sufra, sino en la incapacidad de los hemisferios cerebrales de aunar y armonizar la información almacenada en los cuatro primeros estadios de vida.

En los tres primeros estadios, hasta que se forman la mayor parte de las conexiones neuronales (dos o tres años de edad), la información es exclusivamente de carácter emocional y su representación es simbólica.

En este sentido, es importante señalar -por las implicaciones que podría tener en la dicotomía cerebral desde el punto de vista psíquico-que orgánicamente el HD está más desarrollado al nacer.

Hasta la finalización de ese último estadio, esas conexiones se harán con la información que  tenga hasta esos momentos, por lo que su estado mental estará condicionado casi exclusivamente por dicha información. 

Pero desde esos momentos hasta la final de cuarto estadio -que abarca hasta la activación del neocortex, entre 7 a 12 años de edad- es cuando se formará el yo, el cuerpo mental de la persona, y la información almacenada se afianzará en mayor o menor medida, en función de lo que ella reciba y perciba de su entorno en ese estadio.

Es decir, en ese periodo, aunque difícil, es posible para la persona aliviar, que no anular, parte de los daños emocionales que haya recibido anteriormente. Pero hay que indicar, que sigue almacenando esa información como exclusivamente emocional, puesto que todavía no está activa su mente racional, aunque poco a poco ya se va conformando.


Entre los 7 a 12 años ocurre algo determinante para la vida del ser humano, la activación de su neocortex o cerebro racional. Y es que hasta esa época, los caracteres del hemisferio derecho (HD) son absolutamente dominantes, acompañados de los ritmos de ondas cerebrales lentas, delta, theta y alfa, aunque poco a poco van surgiendo las ondas rápidas Beta.


A partir de ese periodo, los ritmos beta son ya predominantes, a la vez que se imponen los caracteres del hemisferio izquierdo (HI). Por ello, el mundo adulto, sobre todo en el mundo occidental, es un mundo Beta -con todas las características del HI- en las que los ritmos theta prácticamente desaparecen y muchas de las cualidades del HD quedan relegadas, cuando no simplemente olvidadas.

Desde los trabajos en los años 60 del Dr. Roger W. Sperry (premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1981), se conoce que, generalizando, nuestros hemisferios cerebrales en realidad actúan como dos cerebros (Principio de Lateralidad, aunque estructuralmente sean parecidos. Indica el mismo Sperry, que parecen existir dos modos de pensar, el verbal y el no verbal, representados respectivamente por el HI y el HD. 


Posteriormente se han realizado muchos estudios que vienen a avalar dicho planteamiento], y el libro Cerebro Izquierdo, Cerebro Derecho, de Springer y Deutsch, es un claro ejemplo.

Según lo que sabemos actualmente, podemos estructurar las distintas cualidades de esos dos cerebros, teniendo en cuenta que, el HD está íntimamente relacionado con los órganos más arcaicos de nuestro cerebro, entre ellos el Sistema Límbico, donde se gestan las ondas theta. Por tanto asume parte de las ancestrales características de ese órgano, también llamado cerebro emocional.

El izquierdo es causal, razonador, definidor, moral, unidimensional, analítico, cuantitativo, creador del tiempo, recuerda e interpreta esos recuerdos y verbaliza fonéticamente.

El derecho es analógico, emocional, evocador, ético, recuerda los hechos concretos sin interpretarlos, holístico, sintético, cualitativo, espacial y evocador de imágenes.
Podemos decir, por tanto, que esos dos cerebros están especializados en diferentes modos de procesamiento de la información.

Con posterioridad a ese periodo, ese yo o cuerpo mental, es el que regirá toda la vida de la persona. Es decir, sus pensamientos, sus motivaciones, sus gustos y rechazos, inclinaciones sexuales, su personalidad, etc. Pero también, sus tendencias a las diversas disfunciones psíquicas o físicas que padecerá en su vida.

Es cuando se inicia el quinto estadio de percepción, que abarca desde esos 7 a 12 años, hasta los 18 a 21 años aproximadamente. 
Es una difícil época, en la se hacen absolutamente dominantes, en vigilia, las ondas rápidas beta, y en la que básicamente lo que ocurre, es la instalación definitiva del cuerpo mental que regirá su vida adulta.

Ese paso, es básicamente, la transformación de un mundo emocional a un mundo racional, donde las creencias -es decir la forma en que la persona se interrelaciona con el mundo y que se ha curtido en los estadios anteriores- se instalan definitivamente.

De hecho, en ese periodo se produce una enorme poda en las conexiones neuronales (sinapsis). En realidad el cerebro de un adulto tiene casi la mitad de conexiones neuronales que el de un bebé de un año. Desaparecen todas aquellas conexiones que no son usadas y por tanto supuestamente no le son necesarias.

Por esto, el control de la persona en desarrollo, pasa a manos de la mente racional y de las características básicas del HI. Pero no debemos olvidar, que la información inconsciente -la que procesa nuestro cerebro en más del 95%- aunque supuestamente relegada y olvidada por la mente consciente, sigue actuando y, en gran medida, gobernando.

El neurólogo Antonio Damasio, indica que las emociones son indispensables para la razón, porque la vida psíquica es el resultado de un esfuerzo permanente de interrelación entre el cerebro cognitivo y el cerebro emocional. (Damasio, 1996)

Pero si esas creencias que se han instalado, son dañinas en sus respuestas -debido a los daños emocionales recogidos en los estadios anteriores- para nuestra psique emocional, y que no son comprendidas por la mente racional, posiblemente generaran disfunciones psíquicas o físicas (enfermedades).


La lateralidad cerebral entre hemisferios, implica una lucha, en la que la mente racional no reconoce gran parte de la información de la mente emocional, ni muchas de sus cualidades.

Hay que tener en cuenta que aunque los hemisferios cerebrales, orgánicamente, sean muy parecidos, no son iguales; el HI tiene una íntima relación con las zonas más arcaicas en el proceso evolutivo (cerebro reptiliano y el cerebro emocional o Sistema límbico), el tejido blanco en más denso en el HD, el tejido gris en el HI, y existe mucho tejido neural desempleado en el HD, etc.

Básicamente existe un enfrentamiento entre hemisferios, que finalmente provoca la sintomatología que llamamos enfermedad, sea psíquica o física.

Esos mecanismos inconscientes, posibilitan gran parte de nuestra vida, por ello es un proceso totalmente adecuado la mayor parte de las ocasiones. Y pasan, desde sencillamente andar, hasta pilotar un jet.
Pero el problema puede surgir cuando tomamos decisiones con componentes emocionales. Evidentemente, no es lo mismo comprar un jabón determinado porque su olor nos evoca, aunque sea inconscientemente, situaciones agradables con nuestra madre en la niñez, que tener una actitud determinada ante un fracaso amoroso o la pérdida de un ser querido, que estará establecida por el aprendizaje emocional -guardado en nuestro inconsciente- de nuestros primeros años de vida.


La percepción de que existe un enfrentamiento cerebral, es un supuesto con el que especulan numerosos autores y científicos.

Desde los trabajos en los años 60 del Dr. Roger W. Sperry (premio Nóbel de Fisiología o Medicina en 1981), se conoce que, generalizando, nuestros hemisferios cerebrales en realidad actúan como dos cerebros (Principio de Lateralidad), aunque estructuralmente sean parecidos.

Indica Sperry, que parecen existir dos modos de pensar, el verbal y el no verbal, representados respectivamente por el HI y el HD. Posteriormente se han realizado muchos estudios que vienen a avalar dicho planteamiento. Como compendio de esos estudios, el libro "Cerebro izquierdo, cerebro derecho" de Springer y Deutsch, es un buen ejemplo. (Springer y Deutsch, 2001).

Podemos decir, además, que esos dos cerebros están especializados en diferentes modos o estilos de procesamiento de la información. De hecho, señala Sperry, que el cerebro diseccionado del ser humano se comporta como si cada uno de los dos hemisferios separados tuviese una mente propia.

Ese enfrentamiento ha sido constatado desde hace tiempo, por ejemplo, por el catedrático de Psicología de la Universidad de California, Michael Gazzaniga, uno de los principales estudiosos de la lateralidad cerebral (Gazzaniga, 1970).

El psicólogo inglés Roland Puccetti, en 1973, ya señalaba, que incluso sin comisurotomía (escisión del cuerpo calloso), hay siempre dos centros de la conciencia en el cerebro humano. (Peake, 2009)

Señala el psiquiatra Servan-Schreiber: Los dos cerebros, emocional y cognitivo, perciben la información proveniente del mundo exterior más o menos a la vez. A partir de ahí, pueden bien cooperar, o disputarse el control del pensamiento, de las emociones y del comportamiento.

El resultado de esta interacción -cooperación o competición- es lo que determina lo que sentimos, nuestra relación con el mundo y con los demás. Las diversas formas de competición nos hacen desgraciados. (Servan-Schreiber, 2005).

También el mencionado Michel Odent, apunta que: El ser humano está condenado a vivir con dos cerebros. Sea cual sea la perspectiva que escojamos para aprehender el fenómeno humano, desemboca siempre en algún aspecto de esta relación entre nuestros dos cerebros. Y señala que la enfermedad del ser humano consiste en la sumisión exagerada de su cerebro arcaico al neocortex. (Odent, 2009)


Sobre esta dualidad cerebral y mental es interesante, por las múltiples referencias científicas que se exponen, el libro del sociólogo Anthony Peake, ¿Somos inmortales?. (Peake, 2009)

Ese enfrentamiento entre hemisferios, se produce, básicamente, por una desarmonía e incomprensión por parte de la mente racional, de la información emocional almacenada, y ello degenera en la formación de las distintas disfunciones psíquicas y orgánicas. 

Por otra parte, hay que recordar al psiquiatra Charles Stroebel, descubridor de la sincronización cerebral., al constatar que nuestro cerebro enfoca las tareas cotidianas funcionando con un cerebro lateralizado, y así percibimos la realidad de forma escindida, y también que al alcanzar el estado de sincronización, usamos el potencial de los hemisferios unificados, lo que supone una mayor capacidad cerebral, una visión distinta del mundo y la apertura de una forma diferente de pensamiento.

Algo en lo que incide desde el punto de vista de la educación, el profesor de la Universidad de los Lagos, Fredy H. Wompner G., que partiendo de la teoría holográfica de Pribram observa, "Este descubrimiento obliga a pensar en un cambio de mentalidad donde la educación debe integrar el conocimiento desde lo objetivo y lo subjetivo, materia-mente-conciencia, los dos hemisferios, no como funciones lateralizadas, donde predomina el uno o el otro, sino integrados donde se establece un campo de energía multidimensional".

Anatheóresis  hace posible lograr la armonización entre hemisferios y la comprensión racional de la información emocional dañina. 
Para ello, emplea fundamentalmente, dos herramientas: El estado IERA y la regresión de edad.  

Fuente: http://www.grau-anatheoresis.com/



Mas info.:  

Tratado Teórico y  Practico de Anatheóresis - Las Claves de la Enfermedad
 (Joaquín Grau)





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