IERA (Inducción al Estado Regresivo
Anatheorético) es una relajación simple pero
profunda en la que induce los ritmos theta para realizar las sesiones regresivas.
La diferencia fundamental entre el
método empleado por Anatheóresis y el que emplea la hipnosis en general, es que
el paciente no pierde la consciencia en ningún momento —por tanto puede salir
cuando quiera de dicho estado— y además no genera amnesia posthipnótica.
Dicho estado se consigue mediante una
relajación profunda, al llevar al sujeto, a la banda de ondas cerebrales theta.
Banda relacionada esencialmente con el Hipocampo (Sistema Límbico), y por tanto
con la mente emocional.
Los estados con ritmos theta en la vida
de un adulto, solo se producen naturalmente en la transición entre el sueño y
la vigilia y entre el ciclo dormir-soñar.
El estado hipnagógico cuando vamos a
dormirnos y al comienzo del ciclo dormir-soñar y el estado hipnopómpico cuando
estamos despertando y al final del ciclo dormir-soñar.
Al situar al sujeto en dicho estado, se
consigue fundamentalmente que se produzca una sincronización hemisférica.
Esta sincronización, es esencial para poder buscar y sacar a la
luz de la conciencia, aquello que le dañó en su día, y que le sigue dañando en
la actualidad.
En dicho estado, el sujeto, no solo es
capaz de visualizar, sino de vivenciar -ver
y sentir- las situaciones que le provocaron los impactos traumáticos.
Los Drs. Elmer Green (descubridor del
biofeedback) y Alice Green, encontraron que la banda theta, está asociada a un
estado profundamente interiorizado con un aquietamiento del cuerpo, permitiendo
entonces que imágenes o eventos emerjan a la conciencia en forma de memoria
hipnagógica. (Green, 1989)
Básicamente lo que se produce es un
estado de relax, de pasividad tranquila,
de no pensar. Este estado de
conciencia abierta, contemplativa, que
permite ver sin estar centrado en un punto determinado. Y un
estado de concentración, cuando surge algo que el sujeto interpreta como
decisivo, donde concentra toda su atención y energía.
Las ondas Theta, son las que se
encuentra en los estados de meditación (hay estudios hechos en yoguis,
meditadores muy experimentados con más de 30 años de práctica, que logran
entrar en la banda theta, en un estado altamente
gratificante, con una mente mucho más clara, más creativa, más abierta y
enlazada al inconsciente).
En dicho estado, el sujeto no pierde la
conciencia, por lo que su mente racional sigue activa aunque muy atenuada, lo
que es necesario para poder procesar, que las emociones implicadas en las
situaciones anteriores, son análogas a las que sufre en el presente y que
finalmente son las que le producen las distintas disfunciones.
Básicamente lo que se ocurre en dicha
situación, es una armonización hemisférica, donde lo emocional surge y lo racional comprende. Comprendiendo de forma
visceral, metabolizando lo entendido, sintiéndolo.
Comprender, en definitiva, es saber
-sintiéndolo con la mente y con el cuerpo-, siendo ya eso que se ha
comprendido. Joaquín Grau
El psiquiatra Charles Stroebel,
descubridor de la sincronización cerebral., constató que nuestro cerebro enfoca
las tareas cotidianas funcionando con un cerebro lateralizado, y así percibimos
la realidad de forma escindida, pero al alcanzar el estado de sincronización,
usamos el potencial de los hemisferios unificados, lo que supone una mayor
capacidad cerebral, una visión distinta del mundo y la apertura de una forma
diferente de pensamiento. (Stroebel, 1983)
No existe hipnosis profunda, por tanto nada
se le impone a la persona, ni este genera amnesia poshipnótica -esencial en la
terapia anatheorética-, puesto que es primordial que la persona reconozca a la
luz de la conciencia, los impactos traumáticos emocionales inducidos por las
situaciones concretas que ocurrieron en su vida.
También es necesario que el paciente no
pierda la conciencia, porque el terapeuta debe mantener con él un diálogo Anatheorético, que es un diálogo con la mente
emocional del paciente, respetando las características del hemisferio derecho.
Libro ''Tratado
teórico-práctico de Anatheóresis. Las claves de la enfermedad'' (J.Grau, 1996).
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