martes, 21 de agosto de 2018

La Identificación



Para Anatheóresis, los procesos de identificación no solo no son patológicos, sino que son totalmente naturales, inevitables y necesarios, lo cual no impide que puedan establecerse identificaciones patológicas.
En los 4 primeros estadios de percepción, el cerebro procesa la información de manera analógica.  

El proceso analógico se  enmarca dentro de dos principios: el principio de imitación- todos podemos producir aquello que deseamos imitándolo,  y el principio del contagio (por resonancia o por simpatía): las cosas que han estado en contacto y dejado de estarlo, continúan teniendo una con respecto a la otra la misma influencia que si su contacto persistiera, es decir, podemos influir desde lejos sobre toda persona, animal o cosa de la que tengamos algo.

De manera que el gestante actúa por imitación, así si recibe un impacto agradable, intenta imitar una y otra vez aquello a lo que ese impacto emocional va asociado para seguirse gratificando. 

Esa imitación puede ser un gesto, un sonido, etc.,  ya de manera más clara y directa en el estadio infantil, el niño imita a sus padres, puesto que su yo en formación (hemisferio beta) no tiene otra manera de afirmarse que buscando patrones analógicos de conducta. El principio de imitación hace que le niño vea en su oso de peluche, un oso de verdad, y si pertenece a la madre, lo  aprecia más aún porque por el principio del contagio además del oso, tiene también a su madre.

El proceso natural del niño es que se identifique con sus padres, porque a nivel theta sabe que no podría sobrevivir sin ellos. La identificación además de natural, es saludable, porque le va dando estructura a su yo y le da estabilidad y seguridad emocional.
El problema no es la identificación, el problema es el estado beta de los padres, que intenta imponer la educación beta sobre el estado básicamente theta del niño, lo cual es ajena y perjudicial. Un auténtico conflicto surge de una respuesta beta a una demanda theta.

El problema no es la identificación, el problema surge cuando no hay personas con las que el niño pueda identificarse, o habiéndolas (básicamente los padres) son incapaces de comprender las demandas y actitudes theta del niño.
En ambos casos, el niño no solo crecerá con identificaciones patológicas, sino que y principalmente en el primer caso, cuando no hay personas con las que pueda identificarse, ya púber, seguirá buscando identificaciones que indicaran una carencia no resuelta, una merma de yo, la existencia de CATs altamente energéticos.

Un estado beta maduro sin interferencias de CAT es elección, no necesidad. La necesidad, la compulsión, es patología y patología, es por ej. buscar a nuestra madre o a nuestro padre en todas las personas, de uno u otro sexo, y esto es por no haberlos tenido afectivamente.

Los padres transmiten lo que viven, no se trata de juicios, ni de si son permisivos o autoritarios, más bien   es que nunca son lo auténticamente comprensivos; se tiende a ceñir, empujar, imponer nuestros CATs, ya la nuestra es una cultura enferma.

Con la identificación (imitación y contagio), escribimos nuestra biografía de CATs Y GATs. Una biografía sumamente energética, no olvidemos que los ritmos lentos son subjetivos  y por lo tanto, la identificación en fases de vida como el estadio intrauterino, es ingestión de los impactos emocionales que nos llegan. Aunque pertenezcan a nuestra madre, los vivimos como  nuestros impactos, sean agradables o desagradables, el feto los tiene que retener, porque los impactos son él.

Ya en los últimos meses de gestación o ya nacidos, sin ondas beta o más bien con ondas beta incipientes, los IATs que eran unitivos pasan a ser bipolares (pero es incipiente),  paso a saber que la ropa que me pongo no es la mía, es la de mi padre, pero sigo manteniendo la percepción unitiva que me dice que si me pongo su ropa, él y yo pasaremos a ser uno.

Es decir, que en nuestra evolución de nuestros ritmos, vamos del predominio de una percepción introyectada a otra en la que acabará predominando la dualidad.
Ejemplo, estar atrancado en el conducto vaginal es dolor, 

¿por qué luego repetimos ese vector que nos lleva en todo a la inmovilidad, por qué no lo sofocamos?

El hemisferio derecho, es subjetivo, no tiene percepción dual que le permita el discernimiento  las experiencias, la vida intrauterina es básicamente unitiva, o sea de incorporación por unificación puramente emocional. 
Todo se siente como de uno mismo, no hay dentro y fuera, no hay bueno y malo, solo hay (en los primeros estadios de percepción) un simple sistema nervioso menos o más maduro,  pero sin o con muy pocas defensas, que recibe y acumula los impactos. Y al acumularlos, e ir  formando CAGs y también CATs, esas poderosas cargas magnéticas que conforman la vida psíquica del niño, porque esas cargas son él, las ha ingerido en una íntima comunión,  con ellas ira formando su yo. 
Son las identificaciones que luego patológicamente buscará y tenderá a proyectar.

Luego en la niñez utilizamos las defensas de una falsa identificación, así nos vamos forjando un yo inadecuado.
Esa biografía oculta, es analógica, esto es que por una lado los CATs van enriqueciendo energéticamente por identificación analógica emocional, y por el otro la forma en que el yo expresa esa biografía es una resultante de daños y gratificaciones, que se manifiestan en nuestra forma de ser, sentir y vivir, en nuestra personalidad (máscara).

En cuanto al yo armónico que pudimos ser, sigue llorando en nuestro interior, sigue buscando poder emerger.

Somos máscaras que buscan su auténtica identidad. (Joaquín Grau)




Glosario:

CATs   cúmulos analógicos traumáticos
GATs   cúmulos analógicos gratificantes
IATs     impactos analógicos traumáticos



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