Uno de los fundamentos en los que se
basa Anatheóresis es la inducción del paciente a un estado de
relajación en el cual, durante toda la sesión, éste se mantiene plenamente
consciente gracias a las inducciones al estado de ritmos cerebrales theta pero,
¿qué tienen de especial esos ritmos para que el paciente pueda vivenciar hechos que de otra
forma no podría?
Para entenderlo mejor debemos
centrarnos en el modo de funcionamiento del cerebro, seguramente el órgano más
complejo del ser humano por cuanto aún se sigue estudiando para conocer más
acerca de sus conexiones y las influencias que ejerce en las personas.
Los procesos cerebrales siguen siendo
hoy en día una incógnita para los estudiosos, pero lo que sí se conoce es que
existen cuatro grandes planos de frecuencia de ondas eléctricas cerebrales que
pueden ser recogidas por un electroencefalógrafo.
Es en este aparato donde se puede
establecer un punto de partida desde la respuesta plana, es decir, la muerte
para, a partir de ahí, estudiar cómo la frecuencia de las ondas cerebrales han
ido aumentando a la vez que el cerebro ha ido acumulando mayor complejidad
hasta llegar a unos 35 Hz, e incluso más.
Entre el 0 y esos más de 35 Hz es donde
nos podemos encontrar los cuatro grandes grupos de frecuencia a los que nos
referimos:
- Ondas
Delta: abarca desde los 0,5 hasta los 4 Hz. A este
nivel llegamos cuando dormimos pero no estamos soñando y, al despertar, no
recordamos nada de cuanto ha pasado durante ese tiempo. La hipnosis
profunda llega hasta este nivel lento, por lo que el paciente no es
consciente de nada durante su terapia.
- Ondas
Theta: desde los 4 hasta los 8 Hz. Es un estado
donde aparece el sueño pero no llegamos a estar dormidos. Destaca por su
alta creatividad y emotividad. El paciente se encuentra consciente en todo
momento y son los ritmos sobre los que trabaja Anatheóresis.
- Ondas
Alfa: desde los 8 hasta los 14 Hz. Corresponde al
estamento en el que nos encontramos cuando tenemos una buena relajación y
se caracteriza por su paz, armonía y tranquilidad.
- Ondas
Beta: de los 14 Hz hasta los 50 Hz. Es un
estado tenso y de constante alarma ya que se está produciendo una acción,
ya sea física o mental. Es el estado habitual en nuestro día a día y en
vigilia, donde nuestro cerebro tiene una intensa actividad.
Por lo tanto, es en las ondas delta,
theta y alfa donde se producen los ritmos llamados de ondas lentas y bajas, en
los que el hemisferio cerebral derecho cobra especial importancia, y en las ondas beta o rápidas/altas, es el
hemisferio cerebral izquierdo el que adquiere mayor protagonismo. Y, aunque de
sobra es conocido que ambos hemisferios se complementan hasta el punto de que
pueden asumir casi la totalidad de las funciones del otro, la verdad es que
cada lado es experto en una visión determinada de la realidad.
Por un lado, el hemisferio
cerebral izquierdo destaca por su capacidad de objetivar, es decir,
escindir la realidad entre el yo y el otro. Es capaz de razonar y enjuiciar, de
abstraerse y llegar al concepto, interpretar y recordar, analizar lógicamente,
medir el tiempo y argumentar de una forma reduccionista. Mientras que el hemisferio
derecho se mueve más desde lo subjetivo, los sentimientos y las
emociones, símbolos y vivencias, ver el todo pero sintetizando las formas al
fijarse más en las imágenes.
Es por ello que Anatheóresis ahonde en
las ondas theta, para poner en funcionamiento aquellos hitos que se encuentran
dentro de nosotros, sumergidos en el hemisferio cerebral derecho y que, el
izquierdo, en su ansia por buscar un razonamiento lógico acaba colapsándolo
evitando que en un estado de vigilia podamos vivenciarlo.
www.Anatheoresismadrid.com
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